lunes, 17 de diciembre de 2012

La tipica historia de un idiota

Tal vez era mas fácil seguir mi camino depresivo y de consternación hacia la vida. Tal vez era mas fácil haberme quedado adentro, tirado en la cama y lamentando otra vez el golpe duro de la vida. Pero decidí ejercer el mito de la sociedad, ese en el cual "hay que ahogar las penas en alcohol". 
Entonces agarre mi mochila, mis penas, y mis piernas y me perdí en el fondo del algún lugar de la ciudad. Entre copas y vasos de fernet, rechazando cualquier propuesta de conversación y sociabilidad, en algún momento de la noche apareciste vos. Viniste, me hablaste y te desprecie. Pero se ve que la noche (o quizás tu autoestima, o quizás las dos) no buscaba un reproche, o un NO como respuesta. Por eso seguiste ahí, dándome charla, intentando conocerme (¿Conocerme era tu objetivo? ¿O solo querías demostrarte algo a vos misma?)
Mientras la noche pasaba, íbamos dejando de ser extraños antes nuestras miradas, antes nuestros oídos y mas aun ante nuestra cabezas (Aunque ellas no pudieran razonar en esos instantes). 
Y así terminaba la noche, y así el alba iba apareciendo arriba nuestro, un nuevo amanecer para mi, un nuevo día para afrontar, pero sorpresivamente vos seguías ahí. "Puta madre" me decía por dentro. Usar todas mis técnicas para ser una persona ortiva y antipático, pero vos estas acá, esperando el colectivo conmigo.
El despertar no fue muy bueno que digamos. Los residuos de alcohol ya habían hecho estragos en mi cuerpo y ahora había que afrontarlos. Y ahí nomas. Ahí en ese momento fue la primera vez que te me viniste a mi estúpida cabeza. Igual los diarios de ese día, junto a los noticieros hicieron que me olvidara rápido de vos, y que volviera a mi tonta pena, esa que había que afrontar de a poco, para que no doliera tanto cuando llegara el final.
Luego los días fueron pasando. Tal vez algún mensaje de texto perdido en el medio. Algunas charlas chistosas y nada más.
Nuestro segundo encuentro fue completamente absurdo y de mas. Sin importar que haya pasado, fue un fiasco total. Casi no hablamos y eramos dos completos desconocidos para la vida. Y otra vez mi estúpida cabeza, esa misma noche te volvió a recordar.
Pero esta vez, solo por esta vez, le di una vuelta de tuerca a mi vida. Intentar volver a verte. Definitivamente no me pregunten por que tome esa decisión o por que asumí que era lo correcto volver a salir con ella. 
Pero ahí estábamos otra vez, frente a frente, hablando de la vida, y de cosas sin sentido. Ahí estabas otra vez alegrándome la noche. Puta madre, que me alegrabas de verdad. Y otra vez separándonos. Otra vez el amanecer vuelve a separarnos. 
Pero ahí todo cambio. tanto tecnológicamente, como en la vida privada. Nos fuimos conociendo mas y mas. Hasta tal punto que a veces teníamos charlas serias (Y eso para mi era todo un gran logro)
Entre mates, recitales, cervezas, y bares, nuestra amistad se fue forjando, y se fue dando lazos de algo que vaya a saber que era.
Y acá, la confusión. Otro día marcado nuevamente. Donde todo salio a flote, donde mi verdad, mi estúpida verdad, no se pudo contener adentro mio. ¿Acaso me cambiaron la personalidad? ¿Desde cuando yo no podía contener mis sentimientos? Si toda mi vida lo había hecho. Salvo esta vez. Salvo las veces que estaba con vos. 
Y ahí el derrumbe. Y ahí cambiar la estrategia. Saber que no podía cometer mas pelotudeces como esa. Saber que volver a tener un arranque de eso, sería perderte. Pasar a ser amigo, y nada mas que amigo. Y así empece. Y la pude llevar. Y cada vez me sentía mas cómodo de eso. Me gustaba.
Pero no. Otro día marcado. Otra vez a derrapara contra el suelo. Nuevamente tirado contra el piso. Y lo que es peor. Levantar la mirada y ver  que todavía estas ahí. Fija. Sin moverte. Estirándome la mano, y ayudándome a levantar. Otra vez no comprendía. Nuevamente no podía entender que era lo que estaba pasando. ¿Porque me gustaba esta sensación? ¿Porque me hacía feliz saber que estés ahí al lado mio? 
Ya no puedo cambiarte. Debería haber dejado todo en su lugar. Debería haberme quedado guardado en mi sufrimiento. Nunca debería haberte encontrado. Pero pucha che! Mira que me haces tan bien eh! 
Nunca nadie duro ante tantos embates míos  Y pensar que algunos ni siquiera los sentiste. 
Y ahora sí. Desde este humilde lugar. Desde este simple y sencillo lugar tengo que agradecerte por estar. Por quedarte al lado mío. Por demostrarme que todavía hay cosas por las que se puede luchar. Por saber que estas acá. Conmigo. Entera o a pedazos. Pero estas. Eternamente agradecido.



Te quiero pensé
Te quiero, sos muy linda
Me haces bien...

No hay comentarios: